domingo, 28 de agosto de 2011

Historias de Revólveres

Cuando era chico, mi padre que era muy pacifista , había decidido que en los regalos que me haria nunca incluiría revólveres de juguete, Todos mis amigos del barrio tenían los suyos, y yo no podía jugar con ellos , así que decidí robarle a julito , para luego poder intervenir en sus incursiones de disparos por el barrio.
Cuando llegue a la casa con el revolver , se me ocurrió decirle a mi madre que me lo había encontrado y ella era un poco la mediadora entre yo y la severidad de mi padre, al final parece que decidieron que podía jugar con el . El revolver era todo plateado , en una especie de metal pesado , y tenia el movimiento para poder meter ,en el revolver el rollo de cebitas que daba el efecto mas realista. Yo abrí un buen tarro de pintura roja sintética que tenias en el cuartito del fondo y lo pinte , para camuflarlo de quien supuestamente lo había perdido. Y así salí a la calle a inventarme mis aventuras de vaqueros, no se de que manera pero ese revolver lo perdí.....así como llego se volvió a ir.
De nuevo manos a la obra, y utilizar mis dotes de buen ladrón de Bancos y a conseguir otro, otra vez fue el pobre julito, que siempre le compraban esos revólveres pesados que parecían de verdad.
Otro esmalte sintético rojo, y a volver a jugar. Un día apareció la vecina hablar con mi madre y a decirle que el revolver que yo tenia era el de su hijo.Lo habían reconocido pese al camuflaje , por que justo en la unión entre el cañón y el tambor , iba un tornillo que el padre se lo había cambiado, por que el original se había roto, mi madre paso una gran vergüenza cuando la vecina Tota le vino a reclamar, así que se lo tuve que devolver.
Recuerdo que en la mesa había una discusión entre ella y mi padre,en la que decía que eso pasaba, por que no me habían comprado uno, ya que todos los otros niños tenían y yo no,
Paso el tiempo y yo seguí sin mi revolver, cerca de casa había un zanjón , donde corría agua que se utilizaba para regadío de campos que circundaban al barrio, y de vez en cuando, se vaciaba y yo me metía adentro, por que en el fondo siempre habían cosas que caían, latas objetos extraños, y en esa búsqueda, fue que apareció ese magnifico revolver de hierro de color verde metalizado , mi alegría fue enorme, ya que volvía a tener otra arma de nuevo.
Volvía a la casa con el, a limpiarlo y dejarlo en condiciones y se lo comente a mi madre. Ella muy enojada, pero no tanto, me dijo que fuera a devolverselo al vecino, y yo juraba y perjuraba , que de verdad me lo había encontrado, ella me acompaño,y me hizo entregarle el revolver y me dijo que no quería que me robara ninguno mas y la vecina lo acepto de buen grado sin decir ni mu.
Mi madre le pedía disculpas y le decía que no lo volvería hacer , así que julito se hizo de dos revólveres sin proponerselo.

lunes, 22 de agosto de 2011

La botella de Leche

Cuando estaba en casa y mi madre tenia muchas cosas que hacer, yo me encargaba de los mandados.
Si faltaba el pan o la leche, o alguna otra cosa para hacer de comer, ahí estaba yo, siempre listo para salir a la calle. Ese dia eran como las once de la mañana , mi madre me dijo si podía ir a comprarle un litro de leche. En esa época los envases eran de grueso vidrio, uno los llevaba, los entregaba y te daban el nuevo envase lleno.
Todavía existía en el barrio de al lado, que se llamaba y se llama aun espero Villa Hipódromo(por su proximidad a un hipodromo donde hacian las carreras de caballos), un tambo de aquellos que tenían las vacas y las ordeñaban ahí mismo. Las Botellas venían ademas con una tapa de cartón, y lo que mas me gustaba era sacar esa tapa y lamerme la crema que se juntaba en ella, aunque mi madre me dijera que no lo hiciera por que le sacaba todo el sabor a la leche. Antes de partir, el consejo de advertencia..."tené cuidado con la botella de vidrio que no te lastimes".
El tambo estaba a varias cuadras lo que me daba el tiempo suficiente, para inventarme en el camino, un personaje que saltaba acequias, lo perseguía alguien, se escondía y volvía a reanudar su camino. Por fin.. llegue al tambo, se sentía ese olor a campo y las moscas dibujaban miles de siluetas en su vuelo cotidiano. Entregue mi botella, me dieron una llena, pague con unas monedas , y reinicié el viaje de regreso , enfrentandome de nuevo a enemigos imaginarios, que me perseguían, saltando grandes puentes y.... en uno de esos saltos - Patapan!!!! la botella al suelo, el contenido derramado y yo con una cara de susto por lo que me habían advertido.

Inventar algo, para evitar el castigo, que siempre me lo imaginaba mas grande de lo que me tocaba. Así que agarre trozos de la botella y empece hacerme tajos en los brazos, la idea era decir la verdad , pero al verme lastimado no recibiría el reto.
Por supuesto llegue casi llorando, pero no fingido, mi madre me curo las heridas y me dijo que no me preocupara. Ahora en el tiempo me doy cuenta que ella sabia todo lo que había pasado , ya que los cortes que me había hecho eran perfectamente simétricos y todos en los brazos. De ahí en mas cuando iba a comprar alguna cosa con envases frágiles tuve mucho mas cuidado.

lunes, 15 de agosto de 2011

Una de Comidas

Cuando éramos niños, hay ciertos tipos de comidas que no nos gustan .
Es el momento en que empieza el trabajo de los padres, para hacernos comer algo que visualmente , ya lo rechazamos.
Muchos son los métodos , que nos proponen para que hinquemos los dientes , a ese plato que nos ofrecen , hasta llegar al mas inquisidor donde podemos escuchar
-Si no te lo comes hoy, lo guardo para mañana y te lo sirvo de nuevo-
Por supuesto esta presión tampoco funciona.
También están las maniobras de las cucharitas como avioncitos , que nos entretienen cuando abrimos la boca.
Existían dos comidas cuando era niño que no las había probado nunca , pero yo esta segurísimo que no me gustaban, eran las milanesas de berenjena y la beteraba.
Mi madre me decía... pero si no la has probado- pero yo insistía- no me gusta.....- y ella hacia otra comida para mi.
A veces cuando yo me encontraba en la otra posición unas de las cosas que les decía a mis hijos que era pollito de mar , para que comieran algun tipo de pescado que no es muy común en las mesas Argentinas.
Una vez haciendo un viaje de Mendoza, a Buenos Aires y luego a San Juan , habían pasado un par de días , alimentandome mal , al fin de ese viaje llegue a una casa de unos amigos estudiantes y ellos habían preparado la comida , y a que no se imaginan cual era el único y principal plato- "Berenjenas rebosadas "
No tan buenas como las que hace mi madre , pero yo tenia tanto hambre y no podía quedar como un boludo grandote, diciendo - no.... a mi no me gustan.... -
A partir de allí me encantaron

En otra época fue por casualidad, en la casa de un cliente que había llegado al mediodía (cuando era vendedor de Bombachas), para trabajar y me invito a comer y a que no saben que había de ensalada ....
"Beterava" también a partir de allí lo como siempre y me gusta mucho.
Ahora lo único que no soporto y digo que no me gusta es el pepino o el melón por que me repite y mejor  ni hablar del picante , el resto me como lo que me pongan.

miércoles, 13 de julio de 2011

Carritos de Rulemanes

Lo mas difícil era conseguir los rulemanes, pero si tenias un amigo que su padre era mecánico, ya estaba hecho, el tamaño de los rulemanes era importante , lo cual garantizaba la velocidad .
Armar el carrito era lo mejor , adelante un eje que se movía con 2 rulemanes y atrás un eje fijo con los otros dos. Ahora como hacíamos que este eje se pudiera mover, poníamos uno de estos tornillos largos con mariposa y de ambos extremos del eje atábamos unas cuerdas con las cuales le dábamos la dirección hacia la izquierda o la derecha. Los carritos en bajada agarraban su buena velocidad, y entonces como los frenábamos ?..... de cada lado del cajón que hacia de chasis , les poníamos unas maderas y abajo clavábamos unas suelas de goma que al apretarlas contra el suelo hacían de freno.
De la buena fabricación de los carritos dependía mucho el tiempo de duración , en el eje la madera era sacada con cuchillo, para que el ruleman entrara justo, y luego se atravesaba un buen clavo, de ambos lados para que no se saliera


Cuando surgía una idea de estas aparecían entre 5 u 8 carros en la linea de largada. También estaba la posibilidad de un acompañante , digamos que era imprescindible para darle velocidad al carro, apenas tomaba un poco de velocidad el se subía atrás , y las pintadas de los carros ni te cuento, ahí cada uno exprimía sus dotes artísticas.
En el San Ignacio había una bajada bastante pronunciada , desde el puente donde pasaba el zanjón, así que nos tirábamos desde ahí.
Una tarde después de hacer varias carreras yo me volví a casa antes , y después a la noche mi madre se acerco a mi y me dijo no salís mas a la calle con el carrito , yo como siempre signo de interrogación en mi cabeza.
Al otro día me entere que uno de mis amigos con su acompañante se había tirado por la bajada, y justo llegaba el colectivo numero 8 , que daba la vuelta en esquina donde estaba la farmacia, los manuelitos Fangio se entusiasmaron tanto con la velocidad, y se tiraron todos sin mirar y de pronto apareció ese enorme monstruo rojo y blanco, así que hubo varios vuelcos , rodillas raspadas, lo típico, y las malas lenguas dijeron que el jorgito, casi va a parar debajo del colectivo.
Todos a guardas nuestros bólidos de rulemanes , y los sacábamos de tanto en tanto, con permiso de nuestras respectivas madres y solo por la parte plana, con el tiempo las piezas se fueron gastando, y allí quedaron los rulemanes como recuerdos de aquellas carreras.